Se acabó el vaguear. Se acabó el ir de acá para allá, esquivando las obligaciones y remoloneando por las esquinas de tal o cual página (digital o de papel). Eso se ha terminado, porque ha llegado el momento de fajarse, ceñir la cinta en la frente y ajustar las correas de la armadura. Es la hora del combate. Es la hora de trabajar en serio la continuación de las aventuras de Èlan.
Volvemos, pues, al Bosque. Retornamos a lo más alto del Pico Gemelo, al cubil de DrakkJu’Zionalthraxa, para seguir los pasos del niño elfo que se convirtió en joven. Es el momento de ver cómo se convertirá en adulto, conociendo la traición y la lealtad, reencontrándose con la pérdida y con la frustración, pero también con el valor y con la camaradería. Y, por supuesto, encontrándose con el primer amor.
Mucha, mucha leña que cortar. Mucha, mucha piedra que picar, todavía. Mucho, mucho trabajo que hacer y un plan definido. 3 meses. ¿Podremos conseguir hacer algo medianamente digno en ese tiempo? ¡Ya lo veremos el 31 de Agosto!
Pero ahora y hasta entonces, como diría el bueno de Umfgard:
—¡Toor! ¡Toor! ¡Toor! —¡Honor! ¡Honor! ¡Honor!